Archivo Autor: Hueto

Flor de primavera

Las hermosas flores de esta planta son en forma de asta. Éstas poseen lóbulos de tipo divergentes que pueden presentar unas manchas de color blanco.

Además de flores también podemos encontrar frutos, los cuales se encuentran en una baya. Aunque estos frutos son tóxicos, así que en ningún caso podrán consumirse.

Si se desea cultivar esta planta se debe conocer que no es muy exigente. En cuanto a la luz, ésta debe ser cuidada de la exposición directa a la luz del sol ya que puede causarle daños. Por eso se deben buscar sitios sombríos y sobre todo que sean frescos.

En cuanto a la tierra, ésta debe ser generosa, por eso se recomienda plantarla en un jardín. El agua a suministrar debe ser medida, pero siempre dosificada de forma muy frecuente. De esta forma se recomienda el riego dejando pasar solo un día entre cada uno de ellos.

Significado de la flor de primavera

En cuanto al significado de esta flor, ésta representa el alma. En el caso del blanco, del rosa o del rojo, estaremos expresando amor y deseo carnal. Si es amarilla, los sentimientos serán mucho más desde el corazón.

Loren

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Prueba 3

 concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero e

Prueba

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

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